domingo, 26 de junio de 2011

Crítica Source Code

Estaba ansioso por ver Source Code. Es que después de ver esa genialidad de la ciencia ficción del año 2009 llamada Moon, sabía que las esperanzas de los amantes de este género cinematográfico estaban puestas en Duncan Jones. Un trailer interesantísimo, un elenco de buen nivel y la reputación alcanzada por el novel cineasta, hacían que este filme fuera uno de los más esperados por quien escribe, lo cual es positivo y negativo a la vez; podría disfrutarla mucho o sentir que las expectativas eran muy altas. Finalmente para mi agrado ganó la segunda alternativa, el hijo de David Bowie nos regaló otra excelente obra.

Colter Stevens (Jake Gyllenhaal) abre los ojos y se encuentra sobre uno de los veloces trenes que recorren el territorio estadounidense. Y mira con rostro sorpresivo que una atractiva y desconocida mujer (Michelle Monaghan), le conversa como si lo conociera de toda la vida. Él se encuentra contrariado, confundido, desconcertado. No sabe porque está allí, por que ella está con él y ocho minutos después de encontrarse en ese estado de incertidumbre, se produce una explosión falleciendo todos los pasajeros del transporte. ¿El fin de la película?, para nada. Pocos minutos después vemos la misma escena nuevamente.

Source Code nos presenta una historia que se nutre de la ciencia ficción, pero que no nos entrega una historia densa, complicada, sino que prefiere sumergirnos en un relato ágil, dinámico, que involucra acción, suspenso, romance, pero en dosis exactas, logrando ser un filme accesible para todo espectador, no solo para los amantes del Sci-Fi. Es bastante destacable el guión de Ben Ripley, porque no nos introduce en un mundo complicado de entender, donde tengamos que pasar minutos analizando las cosas que suceden, sino que nos regala algo que todos podemos entender rápidamente y que, gracias a eso, solo nos dediquemos a disfrutar los 93 minutos de duración del filme. Y el gran responsable de que terminemos viendo algo que nos agrada y disfrutamos, es justamente el director, Duncan Jones. El inglés da un nuevo paso en su ascendente carrera brindando una obra interesante, completa y más abierta a todo público que su aplaudido debut. Sabe el material que tiene entre sus manos y lo saca adelante sin problemas.

Por su parte, Source Code cuenta con un destacado reparto, encabezado por Gyllenhaal que nos regala una solvente interpretación, con bastante intensidad y soltura en su rol. Un actor que ha logrado muy bien diversificar sus proyectos, haciendo obras de gran envergadura, papeles en comedias románticas, coqueteos con el drama y ahora se apodera de un joven uniformado que no sabe donde está parado y porque diablos tiene que asumir toda la responsabilidad de una situación complicada como la que se va dando con el correr de los minutos. Muy bien Gyllenhaal. Michelle Monaghan aporta ese toque de frescura que siempre brinda en la pantalla, una actriz que sabe muy bien sacar partido a su belleza y talento, participando siempre en películas interesantes y que le permitan ir subiendo escalón a escalón dentro del mercado del séptimo arte. Vera Farmiga está correcta en un papel que no le permite mucho lucimiento, caso similar de un Jeffrey Wright que aprovecha de buena manera sus escasos minutos en pantalla.


Source Code es un muy buen filme, se pasa un excelente momento observando una obra vibrante y llena de ritmo y agilidad. Quizás los fans más acérrimos de la ciencia ficción se queden con Moon, pero esta película también es disfrutable y como señalaba anteriormente, es más agradable al paladar del público en general, lo cual sirve bastante en la carrera de Jones. Una cinta completísima dentro de las exigencias que se le pueden hacer, y con algunas carencias en el guión que no entorpecen ni minimizan para nada la historia que se transmite. Uno de los mejores estrenos de lo que va de temporada.

Calificación: 8 

domingo, 19 de junio de 2011

Clásicos Modernos: Le Dinner de Cons


Antes de comenzar otra sección nueva en el blog, solo comentar que mi idea original era ver y hacer la reseña de la película No Strings Attached, pero esa atrocidad de filme merece un 1 de calificación y ni siquiera realizar un análisis más a fondo de ella. Y como tenía ganas de ver una comedia, elegí ver la mejor que tenía disponible, esta pequeña obra maestra de la década del '90 y una de las cintas que más me ha causado risa en mi vida: Le Dinner de Cons.

Esta realización de 1998, más conocida como La cena de los idiotas y dirigida-escrita por Francis Veber, tiene todos los ingredientes para causar la admiración y gratitud eterna de todos quienes la hallamos visto al menos en alguna ocasión. Es una obra simple, entrañable, inteligente, graciosa, crítica, honesta y bastante real. Puede parecer liviana, pero en el fondo, oculta muchas críticas a la sociedad actual y sacando toda esa comicidad que produce el gigante Jacques Villeret o el enorme Daniel Prévost, en el fondo, se ve una película con bastante lecturas de fondo. Pero no ahondare más en eso, porque es tarea para cada uno darle la mirada a este filme, asi que solo centrare mi atención en lo respectivo a la sensación que deja a uno el filme francés.

Pierre Brochant (Thierry Lhermitte) es directivo de una empresa en la cual el gran momento en la semana de toda la plana mayor, es juntarse de vez en cuando a cenar. Pero no es solo ir a comer, sino que cada uno de ellos deberá llevar un idiota de invitado, para causar las risas de todos. Pierre no tenía a quien invitar hasta que la recomendación de un amigo le sirvió para encontrar su acompañante, un simpatico y torpe empleado del Ministerio de Hacienda, François Pignon (Jacques Villeret). Para conocerlo, Pierre lo invita a su domicilio y asi llevarlo a la reunión, sin embargo una dolencia física se cruza en el camino, quedando al cuidado de François. Y todo lo que acontece esa noche, es imborrable para todo aquel que tenga el agrado de ver el filme.

No me centrare demasiado en los aspectos que ocurren dicha noche, porque como buena comedia, la idea es que la gente se ria y el éxito de que eso suceda con el filme, es que uno lo vea pensando ¿que pasará? Porque desde el momento que conocemos a Pignon, sabemos que cualquier cosa puede pasar. Y aún más después que conocemos al compañero de trabajo de él, Lucien Cheval. Le Dinner de Cons es una maravilla. Esta inteligentemente escrita, no tiene yerros el guión de Veber. Tiene una duración de 80 minutos, bastante más breve que lo habitual, pero eso es otro de los grandes aciertos del filme. Acá nada sobra, no se alarga cosas sin importancia ni hay momentos en que el ritmo decae. Es una obra completa desde el primer hasta el útimo minuto. Todo se agradece.

Pero el alma del filme, lo esencial, lo que prevalece en gran medida por sobre el resto y por lo que logró encantar a millones de personas alrededor del mundo, es el protagonista. La cena de los idiotas permite el lucimiento total de Jacque Villeret. Tiene un corazón enorme Pignon, porque precisamente el actor sabe dotar de encanto a su personaje. Es un ser torpe, que comete mil y un errores, pero es solo porque busca hacer lo correcto, ser una buena persona. Y eso se ve, porque François es un hombre querido. Sus compañeros de trabajo lo aman. Su esposa no, eso lo verán en el filme, pero el mundo le tiene gran estima a él. Pero tiene esa idiotez por asi decirlo, que es la mirada que prevalece para Pierre, que es la mirada superficial y fria que tiene la sociedad actual con la gente, que califica a las personas con una sola palabra, acorde a lo que ve externamente y no a lo que percibe intermanente. Lhermitte esta simplemente correcto como Pierre pues acá su personaje solo sirve para permitir aún más que brille su contraparte. Mientras que el resto de los secundarios esta muy bien, principalmente un Daniel Prévost que esta espectacular, cada intervención suya es notable, y se luce junto a su amigo François. Esas charlas de fútbol entre ambos por telefono son geniales.


Le Dinner de Cons es un 10 absoluto. Si podemos hablar de obras maestras en las comedias verdaderas, esas que son para reír con ganas y que las carcajadas se escuchen afuera de tu casa, La cena de los idiotas es una obra maestra sin lugar a dudas. Es la mejor comedia de los años 90, es quizás la última gran obra cómica del cine mundial, es un destello del talento de Villeret que lamentablemente falleció hace algunos años. Es la demostración el porque una película no tan mala como Dinner for Schmucks, el remake estadounidense en manos de un trio de primer nivel como Steve Carell, Paul Rudd y Zach Galifianakis, pasa a ser una vergüenza y debería borrarse todo registro de su existencia, al ver la original francesa. A todo aquel que no la ha visto, la recomendación es obvia: VEANLA!. No se arrepentiran, y si lo hacen, reclame acá con confianza.



martes, 7 de junio de 2011

Crítica The Hangover Part II


Antes de escribir la reseña, me disculpo por tener abandonado el blog, es que mi trabajo me dejó sin mayor tiempo libre, pero ahora espero tener al menos una entrada cada semana.

Sobre la crítica en sí, recalcar que en mi opinión una comedia debe ser calificada en gran medida por la cantidad de risas que causó tanto en mi persona, como en la sala del cine donde la ví. Bajo ese parámetro, debo decir que la segunda parte de The Hangover, aprueba sin lugar a dudas, pues las risas se multiplicaban entre los espectadores y a su vez, muchas veces me reí con la aventura de este grupo bastante especial.

Stu, Phil y Doug se preparan para asistir al matrimonio del primero que se realizará en Tailandia. Sin embargo falta uno de los integrantes de la primera parte de la comedia: Alan. Esto se debe a que Stu no quiere invitarlo, debido a todos los sucesos ocurridos en el viaje que realizaron a Las Vegas por motivo de la despedida de soltero de Doug. él no quiere vivir nuevamete una situación así, por ende no lo quiere en la ceremonia. Sin embargo la presión de sus amigos para que invite a Alan, más el deseo de éste de ir, hacen que Stu lo autorice a ir a las paradisíacas playas asiáticas, sin imaginarse que nuevamente pasarían por una y mil historias, por culpa del hombre que aparece en el afiche de la película.

The Hangover Part II tiene una dualidad que le permite ser un filme aceptable. Como lado negativo, pierde mucha frescura y originalidad de su antecesora. Ya sabemos de inmediato, solo con saber el nombre del filme o con ver los rostros que participan en él, lo que sucedera. Es difícil sorprender igualmente, pues ya vivimos una disparatada aventura con este grupo de amigos. O sea todos sabemos al menos, algunas de las cosas que pasaran. Pero la película dirigida por Todd Phillips gana en familiaridad. Como sabemos quienes son esos personajes, ya conocemos como piensan y como actuan en las diversas situaciones que pasan. Sabemos que Stu es exagerado y que agranda todo. Sabemos que Alan se ríe de todo y parece que le da igual estar en todas las situaciones que aconcetecen, por peligrosas que sean. Y sabemos que Phil goza todo lo que pasa, le gusta meterse en este tipo de situaciones. Nosotros sabemos todo eso, y se logra generar esa complicidad entre personajes y público, que hace que los espectadores se conecten con el filme desde el primer minuto del metraje. Además hay que reconocer que muchas de las situaciones, por previsibles que sean, causan bastante risa. Quizás se nota el cambio de los guionistas y pierde agilidad la historia, pero gana en profundizar aún más en las relaciones y en la amistad entre todos los personajes. En ese sentido, el contexto del guión y la realización, es bastante positiva, pero en menor grado que la cinta original.

Donde gana la segunda parte a su antecesora, es en actuaciones. Bradley Cooper es quizás lo más bajo junto a Batha del filme, pero no desentona para nada, incluso la presencia de Phil es necesaria para la complicidad que se dan entre los personajes. Galifianakis demuestra una vez más que cuando logra dar con el papel correcto, demuestra un talento formidable para la comedia. Se luce en el papel de Alan, conoce el personaje y sabe cuando hace el realce humorístico. Quizás su personaje está mas caricaturizado que en la primera parte, pero eso no le impide brillar en el filme. Y Ed Helms, pese a lo sobreactuado que es su personaje, no su actuación, es el mejor del trío actoral. Tiene una facilidad impresionante para la comedia el particular Andy de The Office. Si Alan es el alma de The Hangover, el que permite que todas las cosas sucedan, es Stu. Sin él, The Hangover no tendría razón de vida y sería una comedia menor. Hay que estar atento igual con Helms, que pisará fuerte los próximos meses en materia cinéfila. Los secundarios son un lujo, Giamatti es un actor de primer nivel, Ken Jeong es hilarante a más no poder como Mr, Chow y Jefrrey Tambor es un genio de la comedia. Todos acompañan de muy buena manera al elenco principal, al igual que los personajes de la novia y la familia de la novia de Stu. Incluso el breve momento de Mike Tyson es para disfrutarlo, especialmente para los fans de la primera parte, como igualmente la seleción fotográfica final cuando termina el filme.



The Hangover Part II se disfruta bastante. Quizás no será la gran comedia de la temporada como fue hace dos años, pero sin lugar a dudas será una de las más valoradas y disfrutadas por el gran público. Se nota la compenetración de todo el equipo, lo que permite que cualquier debilidad del guión, pase a un segundo plano gracias a una mueca de Stu o la risa contagiante de Alan. O el mono que aparece en la imagen sobre este parrafo. La gente se ríe bastante y siente cariño por el trío protagónico. Y cuando eso ocurre, más de la mitad de la tarea ya esta hecha. La segunda parte cumple con lo que promete y está anunciada ya una tercera parte de la historia. Por el momento suena como una mala noticia, pues existe el temor que resulte una vergüenza para la saga, pero con este casting, difícil que resulte ser un mal filme. Es de esperar que siga manteniendo un nivel tan aceptable, como el de The Hangover Part II. Una vez más, este grupo de amigo se salen con la suya.

Calificación: 6,5