domingo, 16 de noviembre de 2014

Crítica Whiplash

Andrew (Miles Teller) tiene su rostro y ropa llena de sudor. Su cara denota una preocupación extrema. Está presionado, al borde del colapso, pero sigue tocando la batería. No para nunca. No deja de tocar.

Frente a él se encuentra el instructor Terence Fletcher (JK Simmons), maestro del conservatorio en donde estudia el joven. El docente ve que su pupilo está a punto de desmayarse, pero no lo frena, sino que lo insta a continuar, ya sea con gritos, retos o lanzándole cosas. No lo detendrá hasta que todo suene perfecto en sus oídos.

Esta es una de las escenas que más se repite en “Whiplash”, ópera prima del realizador Damien Chazelle y que le valió los premios a la Mejor Película y al Premio del Público en el Festival de Cine de Sundance, punto culmine de la cinematografía independiente mundial.

A partir de ese hito, la cinta se convierte en una de las favoritas de la crítica, con muchas opciones de conseguir nominaciones para los Oscar 2015 y de sumar logros en otros certámenes y premiaciones, como aconteció en el pasado festival Sanfic ocurrido en Santiago de Chile, en donde recibió una mención especial debido al buen gusto que dejó en los asistentes, quienes no dudaron en ovacionar el filme apenas finalizó su proyección.

La historia sigue a Andrew, un joven que sueña con convertirse en el mejor baterista de jazz en el mundo, por lo que estudia en un destacado conservatorio de la Costa Este norteamericana. En dicho lugar, la orquesta se encuentra a cargo de un huraño y despiadado instructor, el cual no duda en insultar, golpear y humillar a sus alumnos si considera que no están rindiendo en su máxima capacidad.

Pese a esto, todos los jóvenes del lugar sueñan con tocar para él, cosa que logra el protagonista de la cinta, iniciando una dura relación con el maestro, que lo lleva prácticamente a descender hasta el peor de los infiernos, hecho que le da poca relevancia debido a su ambición de lograr ser uno de los grandes de la música.

La cinta tiene un ritmo endiablado, que no decae en ningún momento. La historia es apasionante, potente e inquietante. Las actuaciones, en tanto, son fantásticas, viéndose un duelo actoral de primer nivel entre el joven Teller y el experimentado Simmons.

El primero demostrando con creces por qué es uno de los nuevos talentos de Hollywood, como lo demostró anteriormente en la espléndida “The Spectacular Now”. Mientras que el segundo cuenta con una de las carreras artísticas más interesantes e inadvertidas para el grueso del público, siendo parte de cintas como “Juno”, “Sipderman” y “Thank You for Smoking”, además de tener participaciones en comedias como “Arrested Development” y “Men at Work”.

“Quise hacer una película sobre música que se pareciera a una película bélica o a una película de mafiosos, donde los instrumentos representaran las armas y las palabras fueran tan violentas como las pistolas”, comenta el director para describir su obra.


Y es que “Whiplash” es puro amor a la música. Es la experimentación de cómo un sentimiento maravilloso también puede terminar como la peor pesadilla, llevando todo hasta los límites más insospechados.

Chazelle, Teller y Simmons pusieron su alma al servicio de la película, logrando crear uno de los filmes más contundentes del presente año.

Calificación: 8,5

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vería una y otra vez, la pasión de J.J Simmons al interpretar al director de la orquesta es sorprendente, además me encanto que Whiplash deja una excelente lección de vida.