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lunes, 18 de marzo de 2013

House of Cards: Netflix busca ingresar a las series de la mano de David Fincher y Kevin Spacey


Corría el año 1996 cuando John Doe fue elegido el mejor villano del año en los premios MTV. El personaje interpretado por Kevin Spacey en “Seven”, fue uno de los más comentados del año merced al thriller dirigido por David Fincher. Doe era un personaje imponente, no por poseer un estado físico escultural, sino por lo que decía, por su actitud, por la mirada de Spacey que helaba tanto a Brad Pitt como al espectador.

Corre el año 2013, cuando Francis Underwood se da cuenta que le pusieron freno a toda su ambición. El candidato que él apoyo salió elegido presidente de los Estados Unidos, pero no le dieron el rol que esperaba en la administración norteamericana: ser Secretario de Estado.



Underwood es un personaje imponente, no por su condición física de primer nivel, sino por lo dice, por su actitud, por como mira a la cámara mientras se dirige a uno mismo, al espectador. Spacey nuevamente se hace grande, por segunda vez con David Fincher en la dirección, pero esta vez en la pantalla chica.

El 1 de febrero Netflix, plataforma para ver películas y series online en la web, estrena la primera temporada completa de “House of Cards”, serie producida por el ya mítico realizador de obras como “Fight Club” y “Zodiac”, el cual se reservó el piloto para ponerse detrás de las cámaras.

Y como rey del show, el doblemente oscarizado Kevin Spacey se hizo dueño de un papel que le calza como anillo al dedo: un político ambicioso, codicioso, egoísta, con ansia de venganza y con la dosis precisa de humor negro, mala leche y sarcasmo que muy bien caracterizan a este actor, ya sea en sus últimos papeles cómicos tipo “Quiero matar a mi jefe” o en sus famosas imitaciones que se multiplican en Youtube, donde se ríe de próceres de la actuación como Jack Nicholson, Cristopher Walken y Al Pacino.



La trama viene de la original del mismo nombre que emitió la BBC en Inglaterra en los albores de la década de los 90. Como gancho, presenta -además de los dos nombres mencionados- a la eficiente Robin Wright (la recordada Jenny de “Forrest Gump”), como la esposa de Underwood. Y figura también Beau Willimon, guionista nominado al Oscar 2012 por la intrigante “The Ides of March”, con George Clooney y Ryan Gosling como protagonistas.

En la serie, con claros elementos shakespearianos, Spacey se roba las miradas con su andar vengativo sobre los hombres más poderosos de Estados Unidos. Con diálogos solemnes, poco creíbles, prácticamente imposibles, pero poderosamente adictivos, va fraguando su ascenso al poder por “el lado oscuro de la fuerza”, por así decirlo.

El intérprete de “American Beauty” mira a la cámara, sonríe pícaramente mientras sus ojos muestran su confianza en que logrará llevar su andar a buen puerto. Como dirían los españoles, Spacey nos observa cachondamente buscando nuestra aprobación. En realidad no la necesita y le da igual, da por descontado que uno goza con su forma de ser, con su cruzada. Piensa que así como el resto cae en sus garras, nosotros también lo haremos.

Y tiene razón. Con un carisma arrollador, superior a otros ejemplos de este estilo, como Bruce Willis cuando rompía la cuarta pared y nos miraba en “Moonlight” o recientemente Don Cheadle en la comedia “House of lies”, el actor de 53 años nos atrapa, tal como hizo su John Doe o su Verbal Kint en la ingeniosa y adictiva “The Usual Suspects”.



Con esta serie, Netflix busca dar el paso al Olimpo del mundo de las series. La plataforma on-line se hace de una dupla que trabajó tras las cámaras en “La red social”, con Fincher como director y Spacey como productor ejecutivo, para dar una señal potente del poder con el cuentan. US$60 millones de presupuesto en doce capítulos que fue lanzado en su totalidad al ciberespacio. Y para los no abonados, en www.netflix.com/houseofcards fue puesto a disposición de forma gratuita el piloto del drama.

La estrategia continúa además con “Hemlock Grove”, que trata sobre un misterioso asesinato y que cuenta con el creador y director de “Hostal”, Eli Roth. Además figuran la nueva comedia de la creadora de “Weeds”, Jenji Kohan: “The orange is a new black”; la reciente creación del cómico inglés Ricky Gervais, “Derek”; y la resurrección de una sitcom de culto, “Arrested development”.



Ahora, para los que quieren ver la versión original inglesa, deben dar vueltas por la web para ver la obra escrita por Michael Dobbs, quien fue parte del equipo asesor de Margaret Thatcher y que se basó en ese conocimiento para dar vida a Francis Urquhart, brillantemente interpretado por Ian Richardson, quien también mira a la cámara como Spacey, pero que con su acento british y el tradicional humor británico, da vida a una persona que es la mezcla exacta entre alguien parecido a Underwood y a la vez, absolutamente diferente a su versión norteamericana.

La trama es similar, pero mientras Spacey habla sobre políticos ficticios, Richardson habla mirando un retrato de la “Dama de Hierro”. Es que pese a la brillante factura estadounidense, pese a los dos Oscar del protagonista, pese a tener a un director que arrastra una gran grupo de fans y pese a ser uno de los grandes estrenos de la temporada, en atrevimiento, desencaro y frescura, los londinenses se llevan la victoria. El consejo: ver ambas. No habrá arrepentimientos.

Artículo escrito para la revista online Culturas y Tendencias

jueves, 6 de enero de 2011

Crítica The Social Network

Mientras veía la película, tenía abierto Facebook. Mientras escribo esto, tengo abierto Facebook. Mi página mas visitada es la de esta red social, que se convirtió de un día para otro en un fenómeno de gran importancia a nivel global. No tener un perfil es casi no existir como ser humano. Las mayorías de las relaciones actuales tienen como un pilar importante las interacciones que se producen en el invento de Mark Zuckerberg. Por ende, es de gran importancia saber como se originó todo esto y quien lo creó. Y todo esto lo vemos en la gran favorita para ganar el Oscar a Mejor Película: The Social Network.

La historia narra como tras una desilusión amorosa, un joven Mark (Jesse Eisenberg) va desarrollando paso a paso, la idea de crear algo único, que lo convierta a él en alguien importante. Necesita eso para que Erica (Rooney Mara), la chica que lo dejó, lo respete. Lo requiere para que los chicos ricos de Harvard lo miren con otros ojos, y asi lo inviten a sumarse a alguno de los prestigiosos clubes, honor que reciben solo algunos exclusivos y pocos alumnos. Y lo más importante, debe crear algo para alimentar su propio ego. Así comienza un camino que lo llevará desde un posteo lleno de rabia contra Erica en su blog, a terminar creando la web número uno del mundo, Facebook.

Antes de continuar, debo reconocer que tenía enormes dudas sobre la viabilidad de este proyecto. Cuando supe que David Fincher sería el director de un filme sobre Facebook, pensaba "¿Qué tiene de interesante hacer una obra sobre esto?" Y no obtenía respuesta. Tras ver TSN todas las dudas se disipan apenas comenzada la película con esa genial escena entre Mark y Erica. La brillantez de la conversación era notable, era ágil, rápida e ingeniosa. Y las dos horas son así, una sumatoria de dialogos inteligentes, que requieren de toda la concentración del espectador para dejarse llevar por la excelencia del guión de Aaron Sorkin. El genio detrás de la aclamada serie The West Wing, y de la magnífica y subvalorada Studio 60 on the Sunset Strip, realiza un trabajo que será material obligado de estudio para las próximas generaciones de guionistas. No decae en ningún minuto, se mantiene en un nivel alto el guión en todo momento, como pocas veces se ve en el cine.

Y Fincher logra coronar su mejor obra a la fecha. El director pudo haber tenido más de algún inconveniente para plasmar en pantalla una película, que si bien tiene una base sólida en el trabajo de Sorkin, requiere mantener la atención del espectador en todo momento, y tanta conversación puede generar más de algun inconveniente en la concentración del público. Pero eso nunca acontence, pues el cineasta sabe manejar los tiempos de su filme. Va aumentando la tensión de la obra minuto a minuto y sabe mantener el atractivo visual, como la escena de la carrera de remos, un auténtico deleite para los ojos. La narración es excepcional, similar en lo que era, señalándolo como opinión personal, su mejor realización a la fecha, Zodiac.

Digno de destacar además es la excelente banda sonora creada por el líder de Nine Inch Nails, Trent Reznor, más la compañía de Atticus Ross, quienes experimentan en todo momento musicalmente, logrando generar el ambiente acorde a cada situación que acontece en TSN. En el ámbito actoral, Eisenberg lleva de manera excelente el peso de la película todo el momento. Demuestra el carisma y caracter retraído frecuente que realiza normalmente en sus papeles (Adventureland y Solitary Man por nombrar algunos ejemplos), pero acá también logra algo que no había demostrado antes, que es una gestualización impresionante. Su mirada es en todo momento, similar al instante del rompimiento con Erica. Pase lo que pase, ría, sea irónico o este concentrado a full en su trabajo, detrás de toda esa frialdad se ve latente la pena y la desazón por no poder lograr su mayor anhelo, estar con la mujer que él quería. La imagen final es la mayor muestra de aquello. El cantante-actor Justim Timberlake esta bien en su rol de Sean Parker, imprimiendo un carisma desbordante en pantalla. Los pocos minutos de Rooney Mara son excepcionales, en escenas que están dentro de lo mejor de The Social Network. A ellos, hay que sumarles un grandioso Andrew Garfield como Eduardo Saverin, el mejor amigo y futuro rival de Zuckerberg. Su papel es el que tiene los momentos de mayor tensión en pantalla, en los cuales se ve el egoísmo y la traición latente en un mundo donde la competitivad es pan de cada día y cada uno solo se preocupa de lograr triunfos y resultados favorables solo para el beneficio de uno mismo. Eso es lo que sufre Eduardo de parte de su socio. Y todo eso que vive el personaje, Garfield lo reluce con una maestría digna de admirar en un actor tan joven. Hay que tener todos los ojos puestos en la carrera de este novel interprete.



En resumen, The Social Network es la película que refleja con mayor exactitud el vivir de nuestra generación. Todo nos parece tan reconocible, pues tiene todo con lo que vivimos en la actualidad: las redes sociales, los blogs, el mail, los mensajes de texto, más todos los defectos que tiene el tipo de sociedad en el que vivimos, el individualismo, la deslealtad y la envidia, por ejemplo. Su único pero puede ser la poca empatía que causan los personajes hacia el espectador, no es una obra donde uno se pueda indentificar con alguien en particular. Pero si, uno identifica lo que sucede en pantalla, lo entiende, sabe de lo que se habla. Y esa es la principal virtud de la obra, con algo tan simple que pudo haber sido la historia de Facebook, termina siendo todo un estudio de como es la sociedad y la vida en pleno siglo XXI. Estoy seguro que en 100 años más, para comprender esta época, verán The Social Network.

Calificación: 9,5