The Artist fue la sensación y a la vez, la gran ganadora de la temporada de premios recientemente culminada. Apareció esplendorosamente en Cannes con el premio al mejor actor para Jean Dujardin, y de allí no se detuvo en ningún momento. Arrasó con todo, ganó Oscar, Globo de Oro, Critic´s Choice, Cesar, Independent Spirit, Australian Film y el Goya a Mejor Película Europea. Amada por la mayoría y cuestionada por algunos, el filme francés apareció en el momento justo en que cintas como Hugo y Midnight in Paris se basaban en la nostalgia de una época pasada, en los recuerdos y en la capital gala. Considerando todo eso, lo que mejor agrupaba todos esos aspectos, era la realización de Michel Hazanavicius.
George Valentin (Dujardin) es la estrella del séptimo arte. Se siente importante y se lo demuestra el productor, el público y la joven aspirante a actriz Peppy Miller (Bérénice Bejo), quien cae rendida ante los encantos del actor. Todo marcha bien con Valentin, pese a la mala relación con su esposa, pues lo primordial en su vida son sus filmes con su fiel compañero de reparto, el perro Uggie. Lamentablemente para él, aparece el cine sonoro, y su orgullo y soberbia lo hace renegar de dicho experimento, lo cual termina dejándolo en el olvido, mientras que Peppy comienza a escalar en la escena cinéfila. Ese juego entre el olvido de lo pasado y el encantamiento ante lo nuevo, es parte de la mezcla que nos entrega The Artist.
El filme es un homenaje a un cine que ya no existe. Una realización arriesgada, nadie en su sano juicio se atrevería en estos momentos a hacer una película en blanco y negro y muda. Sobre todo franceses que se atreven a cruzar el Atlántico, llegar a Hollywood y sumar actores de experiencia y reconocidos por los espectadores, como John Goodman, James Cromwell o Malcolm McDowell, e invitarlos a participar de esta experiencia. Se aplaude el riesgo del productor Thomas Langmann y se valora el trabajo de Hazanavicius. Además existe una excelente labor de Ludovic Bource en la banda sonora, además de una fotografía, dirección artística y diseño de vestuario al más alto nivel. Pero el guión es flojo, pese a que se considera la dificultad que debe representar realizar un trabajo en una cinta con las características de The Artist. Es una historia linda, que uno la ve con una sonrisa en el rostro y que se disfruta bastante, pero no llena ni te deja satisfecha la realización en su conjunto. Está llena de clichés y si fuera una obra que no estuviera en blanco y negro y muda, con los diálogos que tiene, no pasaría de ser solamente una película correcta. No sería tan celebrada.
Lo que si es digno y merecedor de aplaudir, es la inconmensurable labor de Jean Dujardin. El actor galo es quien tiene todo el peso de la realización sobre sus hombros, y eso hace que el filme se disfrute a cabalidad. El encanto, carisma, ángel y talento del francés es innegable. Lo hace todo perfecto, gestualiza de mil maravillas. Si el cine fuera mudo, estaría a la altura de George Valentin, sería la estrella mundial. Habrá que verlo en las realizaciones sonoras, además de ver si su acento no le impediría un desembarco en Estados Unidos, pero la gran aparición del filme, tal como fue en Cannes, es Dujardin. Bejo está correcta, tiene ángel también e ilumina la pantalla, pero queda opacada por la presencia de su coprotagonista. Una buena labor, pero no tan destacable. El resto del reparto aparece poco, todos bien en los pocos minutos que figuran, y se debe destacar la buena labor de casting, pues son los actores estuvieron muy bien elegidos, principalmente John Goodman.
The Artist más que ser una buena película, es una linda realización. De esas obras disfrutables, enternecedoras, pero que con el tiempo van quedando en el olvido. No es una obra maestra o un filme perdurable. Si es destacable la valentía de su productor y director, aunque Hazanavicius no logra facturar a la vez un guión excelente. Lo que si se recordará con el tiempo es la actuación de Dujardin, en lo impresionante que es ver a un intérprete imponerse en la pantalla solo con su presencia y carisma. Verlo bailar es una delicia y sus escenas con Uggie son impagables. The Artist está solo bien, Dujardin está superior.
Calificación: 6,5